Una gran parte de los países del mundo van en la misma dirección: desalentar el consumo de azúcares. Ya sea con leyes que obliguen a anunciar en sus etiquetados y recipientes qué ingredientes poseen los productos, o con impuestos que se aplican por sobre los mismos, el consumidor se ve en la disyuntiva de optar por opciones más saludables.
En este universo entran las bebidas azucaradas que son la principal fuente de azúcares añadidos en la dieta de los niños, y su alto consumo se observa comúnmente en áreas más desfavorecidas donde la prevalencia de la obesidad también es más alta.
En marzo de 2016, se anunció en Reino Unido
un impuesto de la industria de refrescos de dos niveles sobre los fabricantes
de bebidas, para alentar la reformulación de las bebidas azucaradas. Luego,
dicha ley se implementó en abril de 2018. "Examinamos las trayectorias en la
prevalencia de la obesidad entre los 4 y los 5 años de edad y 10 a 11 años, 19
meses después de la implementación de la ley, en general y por sexo y
privación", indicaron investigadores de la Unidad de Epidemiología del Consejo
de Investigación Médica (MRC) de la Universidad de Cambridge en un estudio
publicado en PLOS Medicine.
"Los resultados sugieren que se asoció una menor prevalencia de obesidad en niñas de 6 años, con las mayores diferencias en aquellas que viven en las zonas más desfavorecidas. Se necesitarán estrategias adicionales más allá de los impuestos a las bebidas azucaradas para reducir la prevalencia de la obesidad en general, y en particular en los niños mayores y los niños más pequeños", indicaron entre las conclusiones del estudio que fue apoyado por el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Atención (NIHR) y el Consejo de Investigación Médica.
El equipo descubrió que la introducción del
impuesto al azúcar se asoció con una reducción relativa del 8 % en los niveles
de obesidad en niñas de seis años, lo que equivale a prevenir 5234 casos de
obesidad por año solo en este grupo. Las reducciones fueron mayores en las
niñas cuyas escuelas estaban en áreas desfavorecidas, donde se sabe que los
niños consumen la mayor cantidad de bebidas azucaradas. Las que viven en las
áreas más desfavorecidas vieron una reducción del 9%.