Según la NASA, la última vez que pudimos observar una luna azul fue el 31 de marzo de 2018.
Aunque su nombre es el de luna azul, la luna en realidad no se ve azul, sino que tiene más brillo que una luna llena.
Sin embargo, dependiendo de condiciones totalmente azarosas, la luna sí puede llegar a verse azul.
En 1883 la erupción del volcán Krakatoa en Indonesia provocó que la luna azul de ese año se viera realmente azul. Esto debido a que el polvo sirvió como una especie de filtro, haciendo que las puestas de sol y las lunas tuvieran tonalidades verdes y azules. Fue a partir de este evento que esta luna en particular fue denominada luna azul.
En el día de ayer, la Nasa confirmó
agua en la Luna y los polos y las trampas frías son los lugares indicados.
Fuente: Pijama Surf