Cada 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el
Cambio Climático, con el objetivo de concientizar sobre las acciones humanas
sobre el planeta. Es importante mencionar que el cambio climático es el
resultado del calentamiento global producido por la acumulación de gases de
efecto invernadero (GEI) en la atmósfera.
Para entender el cambio climático es importante hablar de
los GEI. Estos gases lo que hacen es absorber radiación e irradiar parte de
ésta hacia la Tierra, por lo cual aumenta la temperatura de la atmósfera. Sin
efecto invernadero no sería posible la vida en el planeta, ya que no se
regularía correctamente la temperatura. El problema es que por actividad
humana, cada vez emitimos más GEI, lo cual hace que la temperatura de equilibrio
sea mayor, lo que conduce al calentamiento global.
Una gran causa de este cambio son los residuos que no son correctamente gestionados: contribuyen a la contaminación del agua, el aire y suelo, y también influyen en el cambio climático y en la vida de todos aquellos que habitamos el planeta Tierra. Al degradarse los residuos, liberan diferentes sustancias químicas que generan un efecto negativo en los organismos y ecosistemas y esto contribuye al calentamiento global.
Pero, si por el contrario, ejercemos una correcta gestión de los residuos favoreciendo así la reinserción de materiales a las industrias recicladoras, estamos contribuyendo a la reducción de los GEI y otras emisiones al reemplazar materia prima virgen por materia prima recuperada, a la vez que se favorece el ahorro en consumo de agua y energía para el proceso de fabricación.
Los residuos generan gases efecto invernadero y actualmente
contribuyen al 6% de su generación. Los residuos que mayormente emiten gases
efecto invernadero son los residuos orgánicos, que emanan sobre todo gas metano
a la atmósfera (también algunos óxidos nitrosos y dióxido de carbono, en menor
escala). Cuando hablamos de reciclado siempre nos preocupamos por gestionar los
plásticos, el cartón, los papeles, pero dejamos de lado la fracción orgánica
que es la que más contamina y más enfermedades genera.
La emisión de GEI genera impactos ambientales tales como el
aumento de la temperatura global del planeta, que -a su vez- provoca la subida
del nivel del mar, lo cual compromete la supervivencia de islas y/o ciudades
costeras con sus respectivos ecosistemas; impacta también en los procesos de
degradación de suelos y favorece la desertificación de las zonas más áridas;
fenómenos climáticos extremos, sequías/inundaciones, que ya estamos sufriendo.
Los residuos, producto de la actividad humana, que van en
aumento debido al crecimiento de la población mundial y la satisfacción de las
necesidades de la misma, están estrechamente relacionados con el ambiente. Los
residuos provocan una alteración en el ambiente con impacto, no sólo a nivel
climático como venimos hablando, sino que también generan una amenaza para la
naturaleza y para la sociedad.
La contaminación del aire, el suelo y el agua, como
consecuencia de una mala (o inexistente) gestión de los residuos tiene
únicamente efectos negativos: causa enfermedades infecciosas y respiratorias,
provoca degradación ambiental a nivel paisajístico con impactos económicos,
genera obstrucción de drenajes en ciudades lo que causa inundaciones, perjudica
a los animales que terminan alimentándose de desperdicios, entre ellos plásticos,
entre otros.
En este día es importante resaltar la importancia de
trabajar (sector público y privado en conjunto) en generar soluciones para la
gestión adecuada de los residuos sólidos y en profundizar las prácticas de
consumo responsable, limitando a lo indispensable el consumo de plásticos de un
solo uso. Para revertir los efectos del cambio climático debe haber un cambio
radical en la forma en que el mundo está produciendo y consumiendo. El cambio
es cultural y los gobiernos tienen un rol clave en la definición de estrategias
y acuerdos para lograrlo.