El olfato es el sentido que nos permite detectar peligros
ambientales, identificar los alimentos más apropiados o reconocer a los
individuos de un grupo, por lo cual su ausencia puede traernos consecuencias
diversas. Si perdemos el olfato, vamos a perder más que una variedad de olores.
Esa pérdida puede ser parcial (hiposmia) o completa (anosmia), puede ser
temporaria o permanente dependiendo de la causa y puede producirse por
contaminación ambiental.
"Las partículas volátiles son una gran fuente de contaminación ambiental y alteran el olfato. La nariz cumple una función muy importante. Son importantes los pelitos de la nariz, que se llaman vibrisas y filtran esas partículas de aire que ingresan a nuestra nariz, y el neuroepitelio olfatorio, que analiza la calidad del aire y nos protege de los factores ambientales", explicó la doctora Ana Cofre (M.N.117.124), miembro Activo de la Sociedad Argentina de Rinoplastia Estética y Funcional.
Cómo influye la contaminación en la pérdida del olfato
La pérdida de olfato por contaminación ambiental está llamando la atención de los científicos y el doctor Murugappan Ramanathan, especialista en nariz y senos paranasales de la Escuela de Medicina de John Hopkins, en Baltimore, comenzó a estudiar los casos de pacientes que reportaban anosmia y su relación con el ambiente en que vivían.
Ramanathan llevó a cabo un estudio de casos y controles de
datos con un grupo de 2.690 pacientes que habían asistido al hospital Johns
Hopkins durante un período de cuatro años y comprobó que alrededor del 20%
tenía anosmia. Además, encontró que los niveles de PM2.5 (micropartículas de
polución producidas por la combustión de los vehículos o artefactos de uso
doméstico como estufas o chimeneas) eran "significativamente más altos" en los
lugares donde vivían los pacientes con anosmia en comparación con los
participantes de control sanos.